viernes, 10 de enero de 2020

Entrevista por Alejandro García Abreu



Entrevista con Guillermo Fadanelli

La razón naufraga ante el dolor

Miedo / panóptico / Septiembre de 2019

                                                                           Alejandro García Abreu


“¿Qué se hace con los recuerdos, Fandelli?”, se cuestiona el narrador y protagonista de la más reciente novela de Guillermo Fadanelli (Ciudad de México, 1963): Fandelli (Cal y Arena, 2019), “que parece ser biográfica y que sólo en algún sentido lo es”. El escritor narra la vida del “granuja, macilento y necio Willy Fandelli”. Una suerte de juego de espejos autobiográfico constituye la novela. En entrevista, Fadanelli conversa sobre el arte de la memoria como un juego a posteriori.

Pregunta:
“El fracaso es lo más hermoso que nutre la tierra, es una verdadera huella humana”, escribiste en Fandelli. ¿Qué significado le das a la literatura del fracaso, incluido el sentido beckettiano: “Todo de antes. Nada más jamás. Jamás probar. Jamás fracasar. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”?
Fadanelli: Creo que todas aquellas corrientes filosóficas (existencialismo), artísticas (dadaísmo), literarias o de escritores que han abrevado en el fracaso, en la miseria moral y ambigüedad humanas, o en el sinsentido de nuestros actos (Thomas Bernhard, Emil Cioran, Samuel Beckett, etcétera), no hacen más que recordarnos o enfatizar el supuesto de que hemos sido lanzados al mundo sin ningún objeto o finalidad, y de que nuestro horizonte se encuentra dominado por el ineludible acecho de la muerte. Es decir, por la constante angustia provocada ante la posibilidad de cesar, de ya no estar. Y tal angustia da sustancia a cierta clase de creación artística. Por supuesto se trata de una postura romántica, en tanto que el romanticismo no es sólo una tendencia histórica determinada (aunque haya prevalecido en un par de siglos específicos), sino un rasgo esencial del carácter y del temperamento humanos. Isaiah Berlin escribió que si llevamos el romanticismo a sus últimas consecuencias termina siendo una forma de demencia. Yo estoy de acuerdo; sin embargo, creo que los ideales o las utopías son ridículos o demenciales per se, de allí su valor y su consistencia. Todas las certezas lo son a medias y es allí donde se impone el sentimiento trágico en una región de la literatura. Así, autores como Imre Kertész, Cioran y otros consideraron abominable la búsqueda del éxito, la cual les resultaba en sí burda, ordinaria y pírrica.
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