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“Cada vez que ustedes votan me hunden; ojalá fortalecieran
la democracia, pero en realidad la socavan: suponen que tienen poder, que su
voto les da poder, pero es al contrario: se los quita; permiten que los
incapaces y las peores personas tomen las riendas y que el mal, la inequidad y
el crimen continúen; he allí su tradición: acudir como reos a las urnas,
encadenados a lugares...” He aquí una carta que ha llegado a mis manos…
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Columna en EL UNIVERSAL, 21 de mayo de 2018.